viernes, 30 de octubre de 2009

De-espacios y vacíos...


Tal vez la vida es esto. Emocionarse por llenar una nevera de cosas que a uno le gusta. Tal vez la plenitud está en estirar el cuerpo completo en la amplitud de una cama vacía. Y aprender técnicas de nivelación como dormir cada noche en un lado diferente por aquello de un día no entrar y ver la cama completamente ladeada hacia la izquierda.
Tal vez voy aprendiendo a desarrollar sistemas nuevos de supervivencia, de engaño, de soluciones temporales cruzando los dedos por que lo sean.
Tal vez los ojos se llenan de ver hombres hermosos con barrigas perfectas y nombres impronunciables en la pantalla de un cine o un televisor. Quizás todo funciona con mayor agilidad cuando las distracciones de uno son un caso petrolero que no apela a la más ínfima fibra de sensibilidad humana. Quizás para que el verbo de conmoverme se logre únicamente con un testigo maltratado por una jueza neurótica y las apariciones en nuestra oficina de un abogado hermosamente negro que tiene la delicadeza de comprar botellas de agua después del almuerzo. Tal vez necesitaba una buena excusa para volver a salir en noches de semana como si los años no hubiesen pasado. Como si yo creyera en las mismas cosas. Como si no necesitara cuatro veces el alcohol que necesitaba antes para cometer una estupidez. Como si no sintiera el maltrato en el cuerpo cuando intento pensar en las mañanas frente a un ordenador.
Tal vez me venía tocando ya. Tal vez venía siendo hora de hermanarme con las mujeres de mi vida de nuevo. De abrazar a mis mujeres nuevas que me van simplificando la existencia de maneras insospechadas. De vivir a través de esas emociones que ya no me salen tan espontáneamente. Quizás me toca dirigirles sus malas decisiones y saboreármelas como si fueran mías. Tal vez me toca divertirme dirigiendo sus juegos de palabras y seducciones, de bodas y mudanzas, de rupturas y despedidas de solteras. Tal vez me he vuelto una Pilar Ternera a quien le hace feliz saber que otros son felices y retozan en sus hamacas.
Tal vez me llegó el tiempo cerca de mi cuarto de siglo de dormir donde dormí de niña por suficientes semanas como para recordar que alguna vez lo fui y que aunque la pobre está apaleada y aterrada, sigue estando allí.
Tal vez es tiempo de enseñarle a mi cuerpo a pasar hambre. A educar a mis apetitos de una buena vez. A satisfacerme con insinuaciones, con invitaciones holográmicas, con provocaciones que en el fondo no tienen la menor intención de realmente ser. De jugar a escribir palabras en el móvil y mantener a mis fantasmas a la distancia de un teclado.
Tal vez es tiempo de recordarle a mi vientre que bailaba antes y después de estar vacío. De peinarme uno que otro viernes y al menos 21 días al mes usar ropa interior como si alguien la fuese a ver.
Tal vez es la época de sacrificar el dinero del cable y pagarme un masaje o dos al mes. Sigo siendo felina después y sobretodo antes de todo.

Quizá por ahora la estrategia de pensar en divisiones hipotecarias y la pérdida de un plan médico es la más adulta que se me ha ocurrido. Quizás ignorar las ansias de llorar con la misma maestría que ignoro el hambre tanto antes de acostarme, como en el mismo medio de la noche. Quizás es lo saludable y lo correcto. Tratar a mis perros como si fuesen humanos porque después de todo son mi comuna y la ficción jurídica de que técnicamente alguien me espera.
Tal vez es hora de hacer las paces con el silencio, con el mío que es muy distinto a aquél. El mío que está más lleno de voces que una casa con una docena de infantes.
Quizás la felicidad se reduce para gente como yo a no secarse cuando uno sale del baño y que nadie te hinche las pelotas por los rastros de agua limpia que te siguen por la casa. Quizás sí necesito tantas tantas cosas, que por mi característica testarudez lo quiero todo o nada. Y ganó esta última.
Quizás se me hace más fácil sonreír en un apartamento lleno de cuadros en las paredes aunque no tenga una silla y una mesa dónde comer. Cuadros o de mujeres desnudas o de tacones, porque quizás es mi forma de marcar territorio… un espacio lleno de palabras (escritas porque estoy sola), lleno de amor (perruno porque estoy sola), lleno de mí (porque estoy sola) y la palabra sola me dan ganas de llorar porque me parece hermosa. La práctica hace la perfección después de todo, inclusive en esto.
No me enrabio cuando algo se rompe, no me irrito cuando algo se mancha, me río cuando algo se pierde, suspiro cuando algo no prende, no lloro cuando nadie llega, porque llego yo y la casa parece completa.
En menos de un mes cumplo años y me da tristeza que no voy a recibir flores, acto seguido recuerdo que hace años que no las recibo y decido hacer algo grande, quizás celebrarme dependiendo como amanezca. Probablemente como siempre desayunando chocolate y quizás tirarme de un avión con paracaídas como regalo a mi cuerpo, un recordatorio contundente de que aún vibra. Quizás algo más profundo como marcarme, tatuarme para dolerme y recordarme que hay dolores más agudos, más físicos, más científicamente explicables y que tienen un principio y un final específico. Y mirarme en el espejo y ver una marca hermosa, sublimemente superficial, verme adornada y adolorida y tener la certeza que en mi próximo cumpleaños ya no parecerá ni siquiera una herida.

3 comentarios:

Diana Margarita dijo...

Los hombres de mi casa están ahí para darnos esperanza a las dos! Recuerda que los tienes más cerca que yo! Y las mujeres de tu vida estamos aquí aunque un pequeño charco de agua limpia nos separe.

Pilar Ternera siempre nos habitará... a las mujers que estamos tejidas en letras... siempre...

PD. la palabra que debo escribir para poner este comentario es "ingle"... ¿quién dijo que no estamos tejidas en letras?

Kayla S. dijo...

Amor...Espero ser de esas mujeres que están en tu vida. Nunca olvides que tú eres un privilegio. Y aquellas personas que no saben valorar los privilegios, tienen el alma y la cabeza hueca.

A las mujeres fuertes, nos toca aguantar más, simplemente por que podemos...

Y estar sola es una etapa que merece disfrutarse... viva esta por la próxima. Te amo!

La payasita triste. dijo...

cuandoyo vivia sola,me hice medio cascarrabias , me acostumbre atener todo comoqueria , aa comer lolo que queria, y a tenerme solo ami, y nadamas....todo tan incierto,pero era un cuartitocomod emuñecas y me ponia a tocr la melodica, y a fumar, y nadie se sentiamalpor eso......


y en mi cumpleaños, me paso algo muy parecido a lo del tatuaje...pero fue diferente, lo veo ylo veo en mi mente y me sigue doliendo.......pero no se ve mas solo a la mñn siguiente......