CARTA AL PERIÓDICO EL NUEVO DÍA
Me refiero en esta carta a un artículo publicado el lunes 7 de abril titulado “Y con los loquitos, ¿qué hacemos?”. Con el nombre tuve la falsa expectativa de que leería una columna que trataría el problema que tenemos en el país con la falta de facilidades y ayudas gubernamentales para el tratamiento y cuidado del paciente mental. Atribuí el diminutivo “loquitos” a cierto grado de ternura y compasión hacia los ciudadanos que tienen alteradas sus capacidades cognoscitivas. Cual fue mi triste sorpresa cuando la autora (que se autodenomina escritora) utilizó vocabulario despectivo para referirse a estas personas tildándolos de “más tostao’que una caja de corn flakes, pasado de rosca, anida guayabitos en la azotea, incordio, amenaza a la seguridad pública, etc…” No sólo me pareció excesivo el uso de epítetos, sino que tomando en consideración la riqueza del español, existe una amplia selección de palabras para denominar a una persona mentalmente discapacitada. El artículo, que carecía de enfoque, justificaba a los “ pobres policías a quienes les cae sobre sus espaldas la infame responsabilidad de disponer de ellos”. Según la señora el estado no le deja otra alternativa a la policía que “acribillarlos a tiros en defensa propia”. No sé en qué manual o en el código civil de cual país la palabra acribillar puede estar en la misma oración que el concepto de defensa propia. La defensa propia nunca se define con diez tiros. Además, no entiendo por qué califica la responsabilidad de infame, ¿acaso tiene más honra trabajar con adictos, dueños de puntos, asaltantes y violadores, que solucionar situaciones que envuelven a pacientes mentales? Coincido con la “escritora” en el sentido de que los policías no están especializados en esto, pero, ¿sería demasiada piedad un tiro de aviso?, ¿acaso la Policía no están adiestrada para lidiar con situaciones extremas, para proteger la vida del ciudadano, tener una conducta ejemplar y por sobretodas las cosas velar por el bienestar y la seguridad de la familia puertorriqueña?
Estoy de acuerdo con que el gobierno no provee opciones para que las familias puedan ayudar a sus enfermos mentales. Me consta que no hay procedimientos funcionales ni tratamientos accesibles para muchos de ellos. Pero de eso a que los policías no tengan más remedio que tirotear a un paciente de esquizofrenia debería haber un largo trecho. Si como dice la señora de poetas y locos, todos tenemos un poco, ¿será que nuestros incapacitados mentales no son parte de nuestras familias? Me parece errado declarar que un “loquito” está por encima de la ley, no es procesable por ser una persona que no tiene pleno ejercicio de su razón, ni la capacidad mental suficiente para conocer y reconocer las consecuencias de sus actos. No sé si a la señora le parecería justo que encarcelaran a un paciente mental que padece de delirios, que tiene privadas sus facultades mentales, que su percepción de la realidad está atrofiada y por lo tanto sufre de trastornos en su conducta. Dudo que las familias de estos pacientes llamen a la policía con la esperanza de que dispongan a tiros de su hijo, primo, hermano, que está sufriendo una crisis. Decir que un paciente mental “no tiene reparos en dar rienda suelta a sus demonios internos”, no sólo refuerza los prejuicios sino que denota un desconocimiento garrafal sobre el tema. Estas personas muchas veces tienen desbalances químicos que son totalmente tratables y que podrían ser funcionales si tuvieran el acceso al tratamiento necesario. Estos individuos o susodichos, Sra. Casanova, que para usted no tienen nombres o desconoce de la condición particular que les aquejan, son seres humanos que en muchos casos (los más afortunados) tienen padres y hermanos que les aman, como usted ama a sus familiares que tienen actitudes cotidianas consideradas normales. Lamentablemente muchos no tienen los medios para internarlos en lugares donde los puedan atender y cuando les obligan a recibir tratamiento, es por un tiempo limitado. Tal vez nunca pensamos en la salud mental del pueblo hasta que pasa una desgracia o hasta que un miembro de la familia o un amigo la sufre de cerca. De otro modo nos conformamos con señalar y tenerle pena al pobre vecino que tiene que escuchar a través de una pared al “incordio” de la casa de al lado. Es meritorio hablar de este tema, es imprescindible pedir acción a las entidades correspondientes, pero es fundamental el respeto y la compasión hacia estos seres y sus familias. No porque sea de “sociedades civilizadas”, sino porque es de humanos la conmiseración y la solidaridad.
Estoy de acuerdo con que el gobierno no provee opciones para que las familias puedan ayudar a sus enfermos mentales. Me consta que no hay procedimientos funcionales ni tratamientos accesibles para muchos de ellos. Pero de eso a que los policías no tengan más remedio que tirotear a un paciente de esquizofrenia debería haber un largo trecho. Si como dice la señora de poetas y locos, todos tenemos un poco, ¿será que nuestros incapacitados mentales no son parte de nuestras familias? Me parece errado declarar que un “loquito” está por encima de la ley, no es procesable por ser una persona que no tiene pleno ejercicio de su razón, ni la capacidad mental suficiente para conocer y reconocer las consecuencias de sus actos. No sé si a la señora le parecería justo que encarcelaran a un paciente mental que padece de delirios, que tiene privadas sus facultades mentales, que su percepción de la realidad está atrofiada y por lo tanto sufre de trastornos en su conducta. Dudo que las familias de estos pacientes llamen a la policía con la esperanza de que dispongan a tiros de su hijo, primo, hermano, que está sufriendo una crisis. Decir que un paciente mental “no tiene reparos en dar rienda suelta a sus demonios internos”, no sólo refuerza los prejuicios sino que denota un desconocimiento garrafal sobre el tema. Estas personas muchas veces tienen desbalances químicos que son totalmente tratables y que podrían ser funcionales si tuvieran el acceso al tratamiento necesario. Estos individuos o susodichos, Sra. Casanova, que para usted no tienen nombres o desconoce de la condición particular que les aquejan, son seres humanos que en muchos casos (los más afortunados) tienen padres y hermanos que les aman, como usted ama a sus familiares que tienen actitudes cotidianas consideradas normales. Lamentablemente muchos no tienen los medios para internarlos en lugares donde los puedan atender y cuando les obligan a recibir tratamiento, es por un tiempo limitado. Tal vez nunca pensamos en la salud mental del pueblo hasta que pasa una desgracia o hasta que un miembro de la familia o un amigo la sufre de cerca. De otro modo nos conformamos con señalar y tenerle pena al pobre vecino que tiene que escuchar a través de una pared al “incordio” de la casa de al lado. Es meritorio hablar de este tema, es imprescindible pedir acción a las entidades correspondientes, pero es fundamental el respeto y la compasión hacia estos seres y sus familias. No porque sea de “sociedades civilizadas”, sino porque es de humanos la conmiseración y la solidaridad.
Edmaris:
ResponderEliminarel blog está chulísimo. Cuidado, sin embargo, que no te pase lo que a mí... que estoy en el proceso de cerrar todos los míos, o decidir que voy a hacer con ellos. No tengo ganas de escribir. espero que no te pase lo mismo.
un beso y un abrazo,
David Caleb
Concienzudo análisis Edimaris. Gracias por haber paado por mi blog. Buena semana.
ResponderEliminarAbdiel
Me parece muy acertado tu comentario. A ver si me pasas el link del artículo original. Me gustaría leerlo.
ResponderEliminarDefinitivamente no todos tienen la capacidada analitica que tienes tu o yo o muchos otros que si sentimos compasion por los seres humanos, enfermos o no. Necesitamos mas gente que tenga control de sus emociones y palabra. Es un hecho que esta Sra. no sabe de lo que esta hablando, es una pena que se exprese de tal manera.
ResponderEliminarFelicidades por tus comentarios!!!
Aparte de estar 100% de acuerdo contigo en el tratamiento que la policia da a los discapacitados mentales y a los deambulantes, te comento que además me revienta que la policía tire a matar a los ladrones.
ResponderEliminarEs increíble que siempre los maten, ¿acaso no les han enseñado a dispararles a las extremidades? Es una verdadera lástima que por robarse un carro o entrar a una casa a robar, terminen pagando innecesariamente con su vida. Y siempre es en "defensa propia", qué excusa.