miércoles, 2 de diciembre de 2009

margen de error*

todo se reduce a números.
todo se reduce a divisiones.
todo se convierte en un cálculo monetario.
todo definido en un error matemático.
un error de esos
donde los dígitos no caben en la pantalla.
un error de esos químicos,
parecidos a los desajustes hormonales.
todo cabe en oraciones cortas.
nada necesita mayúsculas.
nada necesita signos de exclamación.
todo envuelto en puntos suspensivos...
todo agarrado de un signo de pregunta.
un signo gigante e infinito.
un signo de donde cuelga
el amor que te tengo.
un signo como un garfio
atravesándome el ombligo.
un signo como un anzuelo
entremedio de mis costillas.
vivo en un paréntesis,
donde me encerraste hace unos cuantos meses
quizás hace unos cuantos años
es que en los paréntesis no hay medidores de tiempo
no hay relojes de arena
de esos que me colgabas en el cuello
cuando prometías esperarme
cuando me creía que tu espera sería gratuita
vivo en un paréntesis,
en una profunda coma,
de esas que tanto detesto,
porque no tengo pausas en la mente
no tengo pausas en el vértice,
vivo en un paréntesis
que no tiene nada de explicativo
hoy escuché tu voz
y esta vez no tenía eco
esta vez no retumbaba
tenía un tono de olvido
tenía un dejo de engaño
de engañarnos, de mentirnos
de hacernos los que no sabemos
los que no se acuerdan
que una vez las voces llenaban el espacio
atravesaban el mundo
cada uno en un océano distinto
y era suficiente
hoy hablamos de cuentas y de muebles
hoy hablamos de divorcio y de sartenes
hoy hablamos de los perros y el cable
hoy hablamos de gastos y tragedias
hoy hablamos de vajillas e hipotecas
hoy lloré y me dio vergüenza
de esas de encuentros extraños
de esas de amantes con una equis al frente
hoy lloré y me dio tristeza
porque me he gastado en ti la memoria
todo un inventario de tus lunares
siempre es feo llorar frente a alguien
que se conoce tu cuerpo desnudo
siempre es feo llorar lejos de alguien
que te autografió las entrañas
y te sacó del mundo.
hoy entré a aquella casa
esa casa perfectamente limpia
entré y te dejé un cheque
miré la casa vacía,
miserablemente reluciente
con una nota flaca
que decía se te extraña
y yo sintiéndome extraña
en este cuerpo desconocido
esta extraña sedienta
esta extraña con frío
esta extraña sin agenda
esta extraña caótica
esta extraña con un hambre masculina
esta extraña que amaste un día
esta extraña que miró la casa
cuarenta y siete veces
antes de dejarla de nuevo vacía
el mismo número de días
que lleva este cuerpo cerrado
con corriente en las perillas
soy buena con los números
aunque los detesto
y uso calculadoras solares
porque sospecho del resto
no quiero escucharte distante
no quiero leerte extrañarme
no soy capaz de dividir
la casa limpia entre tantos
tengo un dolor multiplicante
un vacío recalcitrante
detesto tener que medirte
no existen teoremas equivalentes
no hay espacios equidistantes
no hay opciones congruentes
necesito con urgencia restarte
tienes que dejar de exponenciarte

1 comentario:

The Trade dijo...

no tienes idea de a donde acabo de ir leyendo esto, es terriblemente bonito